despierto con
el día, mis biorritmos
están perfectamente
sincronizados con el sol
salgo lentamente
del mismo sueño, el mismo
que nunca
recuerdo, cuando los rayos del sol
empiezan a
chocar horizontalmente
con las ventanas
de cristal de las cuatro torres
es entonces,
sólo entonces
cuando ya es
de día
cuando es imposible
volver al sueño
para mí todo
ha empezado a funcionar
mi cuerpo,
perfectamente activado
sólo pide
combustible
además, el
plan ya está trazado
los que no
hacen nada se juntan para seguir
sin hacer
nada
ya lo dije
alguna vez, lo mejor de la escalada
es que no
vale absolutamente para nada
como tantas
otras cosas, nada productivo
sacamos de
ellas
así otro día
sucede, de cara al reloj
donde
volvemos otra vez a sentir el duro granito
sus
exigencias tan particulares
además,
demasiado calor
no siento la
comodidad deseada en la adherencia
pero
regresamos felices
cuando medio
valle está ya en sombra
los perros
nos miran extasiados
no han
parado de correr, de seguir rastros inciertos
eso nos
hace, si cabe, más felices
verles de
ese modo
ya sólo
falta la cerveza en el bar de las hippies
allí se está
muy bien, tienen una estufa de leña
eso y la
cerveza, nada mejor para cerrar el día