Las cosas vienen dadas, las historias son un resto que ha dejado el
paisaje. No son aire, sino sal, lo que queda después del sudor. Y esta
historia es una historia dura, de injusticias, la crueldad de los humanos que
acaba hasta con lo más inocente. Aunque hay alguien que ve, el que escribe, el
que cuenta la historia. Una historia fabulada para que resulte más digerible. Para
esconder la cruda realidad. El escritor, el
vacío de la botella en el que embolsar el relato.
Luego está la guerra y todas sus incongruencias.
La huida hacia alguna parte en la que extraños
pensamientos asaltan al acercarse a una frontera. A la liberación. El padre
que huye para contarle a su hijo el porqué de su nacimiento. Una bala pérdida
que pudo haber puesto el final en un punto mucho antes.
Terminamos, viejos y cansados,
pobres. Dejando nuestros restos a los que vienen. Algo de lo más estúpido, la vida en estado puro. La vida que esperaba una hora de felicidad
para dejar de ser una molestia.